Una declaración de amor a la viña con 84 años de edad

4 diciembre, 2020

José Frías nos muestra las tijeras con las que poda sus viejas viñas.
Fuente: blogriojaalavesa.eus (3 de Diciembre de 2020)

.- Tus paisanos te dirán que lo dejes, que no te vuelvas loco.

Eso me dicen, pero yo les contesto que son los trabajos en la viña los que a mí me dan la vida.

Las poda y las cuida, colocando piedras cual bastones para las veteranas cepas.

No estaba previsto el encuentro con José Frías, pero Rioja Alavesa es una caja de sorpresas. La mañana había comenzado en Bodegas Pavoni. Una conversación con Juan Carlos López de Lacalle y su hijo Ion nos llevó a visitar la viña El Risco, donde se aprecia un cuidado pormenorizado, un tratamiento individual cepa a cepa…

En la finca El Risco la conversación giró hacia el veterano viticultor, con quien me había cruzado a primera hora de la mañana en Lapuebla de Labarca. José Frías llevaba una bolsa de plástico al hombro con unas tijeras de podar de las de antes, abrigando su cabeza con una gorra roja… Sin que yo lo imaginara, se dirigía a podar una de sus vetustas viñas.

DESDE la viña El Risco puede verse y sentirse Rioja Alavesa.

Desde la viña El Risco puede verse y sentirse Rioja Alavesa.

Las uvas de esas viñas antiguas forman parte hoy del vino de Bodegas Pavoni. Lo que llama la atención es que a sus 84 años José las siga trabajando, y que estos días de otoño las esté podando como si fuera un acto litúrgico, aunque ya se las haya traspasado en propiedad a Ion López de Lacalle.

No queriendo perderme esta historia, les pedí a Juan Carlos y a Ion que acudiéramos juntos de inmediato a la otra viñita, donde José Frías se encontraba podando, a un par de kilómetros de El Risco.

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Una de las cepas de El Risco podadas por José Frías.

Así que montamos en el coche. “A estas horas ya estará volviendo”, aseguró Juan Carlos. Y efectivamente, cerca de la viña a la que nos dirigíamos, en pleno camino, nos encontramos con José volviendo a pie, con sus tijeras al hombro, después de haber realizado el trabajo de poda.

“José es un agricultor de pura cepa, de los que, en sus años jóvenes, cuando trabajaba en la viña se quedaba a dormir la siesta junto a una cepa”, me cuenta Juan Carlos. “ Es el “agricultor/agricultor de antes” -continúa su hijo Ion-, de los que pasaban el día entero en el campo con su caballería”.

“LA cuerda de José es para que cuando sople el fuerte viento, la cepa no se desmiembre”.

“La cuerda de José es para que cuando sople el fuerte viento, la cepa no se desmiembre”.

“Antiguamente madrugaban mucho -retoma Juan Carlos el relato-. Acudían al campo con el caballo, la mula o el burro, que dejaban atado; y lo primero que hacían era un poquito de lumbre para poner el puchero. Comían en el campo. Y después de comer y tomar un trago de vino, se echaban con la mantita un rato a dormir, al lado de una cepa”.

El Risco es una viña tradicional de Lapuebla. En ella ha dejado José Frías una parte de su vida. Hoy se ve claramente su “firma” en las cepas casi centenarias. Las observo y veo en ellas una exposición a cielo abierto. Cada cepa es una escultura retorcida por noventa inviernos. Así que no puedo menos que recorrerlas una a una, fotografiando la obra de toda una vida.

CEPA plantada entre dos piedras, con las raíces bien asentadas.

Cepa plantada entre dos piedras, con las raíces bien asentadas.

Las cepas más delicadas, las que él sabe que pueden romperse por el propio peso, o por una gran ráfaga de aire, las ampara José con una piedra o un montocito de ellas sobre las que descansan, cuando no un cordel para sujetar sus brazos…

José tiene 84 años, casi tantos como esta viña que plantó su padre años antes de que él naciera.

“Si valoras la viña El Risco en precio/coste, si lo planteas como un negocio, esto no sale a renta. La uva tiene calidad, pero las cepas dan poca cantidad. Además, el trabajo es todo manual, porque no hay maquinaria con la que se pueda entrar aquí… Pero ver esta viña es un espectáculo, una emoción”, explica Ion López de Lacalle.

CONTEMPLADA desde aquí, apoyada en la piedra, ésta parece ser la ‘cepa dragón’ de El Risco.

Contemplada desde aquí, apoyada en la piedra, ésta parece ser la ‘cepa dragón’ de El Risco.

Veo en la viña vieja de José un laboratorio de sostenibilidad, un sentimiento profundo, el relato de una vida, a la vez que un viaje por el túnel del tiempo, donde parece que se ha detenido el reloj de la historia.

El humor está muy presente en la vida de José Frías. Al poco de encontrarnos con él, animado por Ion, asegura con una sonrisa cómplice que “Todos los caminos del vino del mundo conducen a Lapuebla de Labarca, cuna del buen vino”, homenajeando así a su pueblo.

OSÉ le lleva sesenta años a Ion, como si fueran nieto y abuelo, colegas en la viticultura.

José le lleva sesenta años a Ion, como si fueran nieto y abuelo, colegas en la viticultura.

.- Es sorprendente, José, que a tus 84 años continúes haciendo lo que has hecho toda tu vida campesina.

Sí, pero con las fuerzas algo mermadas. Aún así, lo hago con toda la fuerza que tengo hoy en día, la suficiente.

.- Tus paisanos te dirán que lo dejes, que no te vuelvas loco.

Eso me dicen, pero yo les contesto que son los trabajos en la viña lo que a mí me dan la vida.

.- ¿Has sido feliz toda tu vida como agricultor de viñas?

Sí, mucho. Y si volviera a nacer, volvería a trabajar en mis viñas de Lapuebla.

TRES generaciones juntas, tres cepas humanas unidas en una viña de Lapuebla.

Tres generaciones juntas, tres cepas humanas unidas en una viña de Lapuebla.

.- ¿Has tenido otros trabajos en tu vida?

Trabajé una temporada en una oficina de la azucarera de Leopoldo de Miranda, pero el mismo jefe me decía: “éste no va a estar mucho tiempo con nosotros, porque lo que le gusta a José es el campo”. Claro, yo les hablaba del campo y de mis viñas, je je.

.- ¿Cuánto tiempo aguantaste en esa empresa?

Allí trabajaba como eventual cuando se cogía la remolacha durante tres meses. Así estuve unos diez años, quizá doce… Pero lo mío era esto: mis viñas, mi pueblo.

.- Te imagino desde muy niño trabajando en la viña, José.

A los 12 años mi abuelo ya me dijo lo siguiente: “Tú vas a ser responsable de hacer vino”… Y así fue. Desde los 12 años he estado haciendo vino.

“LO mío era esto: mis cepas, mi pueblo”.

“Lo mío era esto: mis cepas, mi pueblo”.

.- ¿Qué es la viña para ti?

Todo. La viña es todo.

“Éste le vendía la cosecha a Artadi”, comenta Juan Carlos, presente en la conversación. “Le vendía las uvas que salían de aquí a mi primo y amigo Juan Carlos”, a lo que José asiente orgulloso con la cabeza.

Cuentan que hubo un tiempo que José vendía su cosecha a una bodega de Laguardia.

.- ¿Qué te lleva a seguir cuidando tanto las cepas?

Estoy todo el día con ellas, como haciendo una obra. ¿Me entiendes? Es una ilusión que me mantiene ocupado.

.- ¡Qué manera de mimarlas!

Joé que si las mimo.

.- Las mimas más que algunos miman a sus familiares y amigos.

Por supuesto. Como si estuviera casado con ellas.

UNA piedra tras otra, hasta sostener la cosecha que vendrá.

Una piedra tras otra, hasta sostener la cosecha que vendrá.

– José, que tengas salud.

Gracias. Igualmente para ti.

.- La salud es siempre importante, pero este año de Pandemia aún lo es más.

Resulta que estábamos preocupados por llegar a Marte… ¡Qué se nos habrá perdido en Marte!, y ahora un bichito invisible nos está volviendo a todos locos en la Tierra.

.- Genio y figura, don José Frías.

Je, je.