Cuando se llega al aparcamiento de esta peculiar sidrería ya se tiene constancia de que no se trata de una sidrería mas. Digo esto porque la cuidada urbanización que la rodea o el diseño de la puerta de entrada, indican una voluntad de sus promotores por dar un toque decorativo diferente –que luego se manifestará también en la comida- y superar el tipo de sidrería tradicional, sin que ello quiera decir que estas no tengan un cierto y vetusto encanto.
Al entrar se confirma la utilización de nuevos conceptos arquitectónicos en cuanto a la organización del comedor o la sala de depósitos de fermentación, separada de aquel pero a la vista desde el vestíbulo y con una limpieza exquisita. Original es también la idea de situar dos mesas en el interior de la bodega.
Una vez sentados en una mesa vestida como corresponde a un buen restaurante, con mantel –lo que se agradece en estos tiempos de informalidad-, vajilla y cristalería cuidada, siguen las sorpresas -¡agradables!- al observar que, junto al menú tradicional de sidrería (Tortilla de bacalao, chuletón, queso y nueces…) se ofrecen propuestas más variadas y más propias de asador que de sidrería, incluso con incursiones en cocina de conceptos más actuales como las vainas salteadas y foie con una espuma de puré de patata y huevo a baja temperatura -mezcla muy sabrosa en la que las vainas están su punto, y el huevo es, realmente, “a baja temperatura”- o el txangurro a la donostiarra sobre crema de pochas y crujientes de marisco.

Tortilla de bacalao
Los pescados muy bien tratados, con refritos cuidados y no como los habituales en los que los ajos aparecen excesivamente fritos, y una chuleta de calidad muy superior a la media de las sidrerías.

Chuleta de vaca vieja
En los postres se repite la convivencia entre los habituales (Tarta de queso, natillas, torrija…) con otros muy sorprendentes –¡y logrados!- como la manzana verde en texturas con tierra de cacao.
La carta de vinos es muy sencilla pero con un fallo reseñable: la ausencia de vinos dulces o generosos para acompañar el queso y los postres, problema fácilmente subsanable cuando, además, se está viviendo una proliferación de sidras dulces, cuya presencia es inexcusable en una sidrería de este alto nivel. Nivel que es acompañado por un servicio femenino muy atento, agradable y bien vestido.
Autor: Fernando Luis Barrio Martín, Académico de Número y Bibliotecario AVDG