Restaurante Elias

10 junio, 2022

Autor: Tomás González Pérez – Académico de Número

Hacía tiempo que algunos entendidos en el mundo del arroz me habían hablado muy bien de este restaurante ubicado en la minúscula localidad de Xinorlet, pedanía de Monóvar. Conocido también como Casa Elías, pues así nació -aunque en Google Maps aparece como Restaurante Elías en la calle Rosales, 7, de dicho pueblo cuando programas el GPS- ha sido esta mi primera visita, el día 2 de junio de 2022, y prometo que no será la última, a este templo del arroz.

Ubicado a unos tres cuartos de hora del centro de la capital alicantina, el primer aviso nos llega al aparcar el coche frente a una monumental carga de sarmientos listos para su consumo por el fuego. Esto apunta maneras.

La decoración es agradable, con un toque de modernidad en los expositores del vino y una simpleza elegante en la disposición del comedor. Eso sí, aquí el arroz es el rey y por tanto podemos observar, poco después de entrar a nuestra mano izquierda, separados por una cristalera, la realización de los arroces en paella que le han dado fama. Sarmientos que al arder aplican una potencia calorífica inmensa además de un aroma muy especial ofrecen un adelanto de lo que nos espera. Un espectáculo para la vista. Al lado una cocina donde se preparan los caldos, sofritos y el resto de los platos que también se pueden degustar en esta casa.

La atención nos pareció magnífica. Buenas recomendaciones y explicaciones por parte de Luis Rodríguez, alma mater de este restaurante fundado por sus padres, Elías Rodríguez y Antonia Abad en 1984. Humildad y conocimiento son dos de las características que pude ver en el tiempo que compartimos con Luis, que disfrutaba al vernos hacerlo a nosotros, como hacen los profesionales enamorados de su trabajo. El equipo perfectamente a la altura. Este es un aspecto que valoro muchísimo ya que yo voy a un restaurante a disfrutar de esa mezcla de calidad de producto, elaboración, amabilidad, precio, entorno -la compañía la llevo yo e intento ir siempre con amigos como en este caso- y no solo a valorar uno de los factores. En Elías lo conseguimos plenamente.

Para empezar, en la mesa unas almendras y dos pequeños recipientes, uno con alioli y otro con tomate confitado, a cuál mejor. Sorprendente el tomate especialmente ya que el alioli ya lo esperábamos excelente como así fue.

Continuamos con un calamar a la brasa (35 euros) que estaba en su punto de cocción. Fresquísimo, recogido esa misma mañana en la bahía de Santa Pola, de muy buen tamaño, con todo su sabor.

Posteriormente pasamos a un plato que diría era “sólo para iniciados” pues se trataba de caracoles a la brasa, que en esta zona ponen directamente a la brasa, eso sí, con sal y romero, por lo que hay que prepararse para ello, ya que la baba está presente y se nota. A mí me encantaron pero de las cuatro personas en la mesa sólo dos nos atrevimos. Creo que salieron perdiendo por no probar esta experiencia.

Unas clóchinas (estábamos en temporada) y setas, todo a la brasa también, dieron por finalizado el “calentamiento” que nos hacía falta para llegar al plato principal, el arroz.

El arroz que pedimos por las múltiples referencias que teníamos fue el de arroz con conejo y caracoles, esencia de este local. Fue todo un festival. Cocción perfecta. Sabor en su punto, aspecto este que a veces se descuida en algunos lugares por querer dar una muestra de fuerza al mismo y que acaba saturando al poco de comenzar. Los trozos de conejo perfectamente ensamblados y tiernos, un socarrat como debe de ser y una cantidad ajustada que calculo en unos 100 gramos de arroz por persona. Evidentemente con un espesor mínimo, como debe ser y, manteniendo la tradición, comido de la propia paella colocada en el centro. Se me olvidó preguntar el tipo de arroz que utiliza pero entiendo que será algo especial para aguantar la potencia calorífica del sarmiento sin estropearse y una buena capacidad de absorción y no me extrañaría que tuviera suministradores en exclusiva que se lo adaptaran para optimizar el resultado. 72 euros para cuatro personas.

Los postres fueron cerezas, Leche frita con turrón helado (1 ración de cada para probar) y una crepe de manzana caramelizada con helado que dio para compartir más que suficiente. Postres muy correctos.

Para finalizar otra sorpresa. Infusión de cantueso, que es una planta que crece en Murcia y Alicante y que tiene unas magníficas propiedades digestivas, que a estas alturas no nos vinieron nada mal.

Armonizamos la parte principal de la comida con Bruto, un magnífico vino Monastrell de la Bodega Juan Gil (46 Euros). Curiosamente en una entrevista aparecida esta semana en el periódico El Correo en su edición de Bizkaia y realizada a Imanol Arias, éste manifiesta que tiene una participación en dicha Bodega y dice textualmente: “hacemos Bruto, un vino de 9,5 puntos, Monastrell, que está entre los mejores del mundo. Pero no soy un hombre de negocios”.

Previamente habíamos dado cuenta de unas copas de una manzanilla en rama, Arboledilla Poniente, que no había probado anteriormente a pesar de ser Barbadillo una de mis bodegas preferidas después de haberla visitado de la mano de mi buen amigo, excompañero de trabajo en sus tiempos de ingeniería y Director General del Grupo, Víctor Vélez, y que me permitió conocer algunos vinos increíbles que recomiendo sin duda. En este caso, la manzanilla en rama me pareció un acierto de elaboración. Impecable.

Para cuatro personas el precio, 266 euros, nos pareció ajustado debido al número de platos, a la calidad de los mismos, al servicio y al nivel de los vinos compartidos. Adjunto la nota. No sé si en Elías se come el mejor arroz del mundo, pues este tipo de afirmaciones me parecen gratuitas especialmente cuando es el segundo cereal más consumido en el mundo y donde hay países que basan su dieta en él, pero sí puedo decir que es uno de los mejores que yo he probado y espero volver pronto a seguir disfrutando.