Autor: Aitor Alonso.
Publicado: Sukaldean de “El Correo” y “El Diario Vasco” (22 de Marzo de 2016)
Una investigación de Neiker-Tecnalia pretende dar a los productores las claves para cultivar variedades propias.
Los consumidores apuestan cada vez más por hortalizas cercanas, genuinas y con sabor auténtico, pero los productores no siempre pueden cubrir esta demanda con un umbral razonable de rentabilidad. Esto se debe a que las variedades tradicionales presentan una serie de problemas que los hace menos atractivas a ojos del productor, obligados a cuadrar sus cuentas para poder mantener el negocio a flote. Uno de ellos es que estas variedades presentan, por lo general, una gran variabilidad en su aspecto externo, calidad sensorial y productividad. Además, no son especialmente resistentes a las enfermedades más comunes e importantes, como son las virosis. En definitiva, en muchas ocasiones son cultivos de alto riesgo que no siempre merecen empresarialmente la pena.
Son problemas a los que no son ajenos los investigadores de Neiker-Tecnalia, la empresa pública del Gobierno vasco que trata de desarrollar proyectos científicos que ayuden al sector primario de Euskadi. Uno de ellos se ha llamado Traditom y su trabajo es seleccionar e identificar genéticamente las mejores variedades de tomates del País Vasco. ¿El objetivo? Poner en valor el producto local y proporcionar a los agricultores un tomate de gran calidad y de alto valor culinario.
Los investigadores buscan la solución a los problemas de estas variedades tradicionales mediante la selección genética, identificando las mejores variedades vascas. La selección se llevará a cabo teniendo en cuenta como parámetros principales la calidad organoléptica y la aceptación por parte del consumidor. Este buceo en su ADN permitirá además determinar con exactitud las características de cada variedad, de manera que será posible distinguirla en el futuro respecto a otras parecidas.
Rosa de Aretxabaleta
A la hora de trabajar con el material genético, la resistencia a las enfermedades se antoja también un parámetro clave. Concretamente, los investigadores de Neiker-Tecnalia van a analizar la incidencia de los dos principales patógenos del tomate, el virus del mosaico del tomate (ToMV) y el hongo Phytophthora infestans. Ambos limitan su rentabilidad económica, aseguran en la empresa pública vasca.

Tomate rosa de Aretxabaleta
Fuente: Eitb
Los productos locales y tradicionales, algunos de ellos rescatados casi de milagro del olvido y la extinción (como la alavesa lechuga Martina de la que también hablamos en esta página) están logrando una gran aceptación en los mercados de consumidores preocupados por el origen de lo que comen, que cada vez son más. Estas actuales tendencias de los compradores y el aval de movimientos como Slow Food o Kilómetro cero hacen que supongan un interesante nicho de negocio que ya han sabido explotar los productores de algunas variedades tradicionales como, en el caso del tomate, la valenciana, montserrat (Cataluña), rosa de Barbastro (Aragón) o la vasca de Aretxabaleta.
De otro lado, la identificación de las variedades abre la puerta a su protección a través de distintivos de calidad como la Denominación de Origen o la Indicación Geográfica Protegida.