La dieta mediterránea

4 julio, 2014

Autor: Juan José Lapitz/Académico de Número.

Publicado en: Saber y Sabor de “El Diario Vasco” (24/05/2014).

Una reciente resolución del parlamento europeo en la que señala los beneficios de la dieta mediterránea, ha puesto nuevamente a ésta de actualidad. Hablamos mucho de ella, pero ¿de qué se trata en realidad? No es tan sólo la ingesta de tales o cuales alimentos, sino mas bien de un estilo de vida en el que cuenta el hacer ejercicio físico, convertir el hecho de comer en un acto social, de reunión e intercambio de ideas y conocimientos, descansar tras la comida, elegir los productos de temporada para componer el menú diario etc.

En 1996, se creó a nivel estatal la Fundación Dieta Mediterránea, que ha dictado una especie de decálogo, para la correcta puesta en practica de la misma y para actualizar sus contenidos con el objeto de obtener los máximos beneficios. Así mismo ha diseñado una pirámide en cuya base figuran los productos de consumo común y en el ápice los que deben entrar en nuestra dieta muy de tarde en tarde.

A la cabeza de las recomendaciones está la utilización del aceite de oliva, tanto para freír o guisar, como para aliñar alimentos, especialmente las hortalizas, que se deben comer cada una en su temporada y a poder ser en abundancia preferentemente frescas, crudas o cocidas. Evitando los productos procesados o enlatados. Entre los artículos básicos se encuentran el pan, los derivados del trigo como las pastas alimenticias y el arroz. Diariamente se deben comer también derivados lácteos como el yogur y el queso.

Los huevos y la carne roja deben consumirse con moderación, un par de raciones por semana sería lo mas aconsejable. Con respecto a la carne es preferible comerla guisada. En cambio el pescado hemos de incluirlo con frecuencia en el menú. Hacen hincapié en que la fruta fresca debe ser el postre habitual en nuestras comidas, sin olvidar los frutos secos, reservando los postres dulces y pasteles para circunstancias muy especiales.

El agua es la bebida por excelencia. Junto con ella, sobre todo en las comidas, se aconseja beber moderadamente vino. Por una vez, en un documento oficial, se habla del vino como una bebida saludable, y no se la demoniza como hasta ahora venía haciéndose.