Fuente: El Diario Vasco – Autor: Mikel Ezquiaga – 2 de Febrero de 2021
Fue un referente de la gastronomía vasca por su propia personalidad y por lo que representa. Virginia Alzugaray, fallecida justo la víspera de haber cumplido 93 años, fue la eterna compañera de viaje de su marido, Luis Irizar. A veces estuvo a su lado directamente en el trabajo, como en los años en que la pareja llevó la Casa Vasca de Madrid, y en otras ocasiones en segundo plano. «Ella era la conexión con la tierra de Luis, la mujer austera y realista que ponía siempre los pies en el suelo, y representa a tantas parejas de cocineros que han sido fundamentales sin tanto protagonismo como ellos», reflexionaba Pedro Subijana al lamentar la muerte de su amiga.
Virginia Alzugaray y Luis Irizar fueron inseparables en las aventuras gastronómicas compartidas, desde la escuela del Euromar de Zarautz que fundó él hasta los años en Madrid al frente del Alcalá o de la Casa Vasca. Luego volvieron a Donostia, donde montaron la Escuela de Cocina junto al muelle por la que tantas generaciones de cocineros han pasado. Irizar, de 90 años, es reconocido por sus colegas como el gran patriarca, y figura fundamental para el nacimiento de la Nueva Cocina Vasca, «y Virginia siempre estuvo ahí». Sus hijas han recogido el testigo y están al frente de la escuela.
Un neumonía complicada por el Covid ha sido la causa del fallecimiento, según el relato de sus amigos. Dentro de unos días se edita, precisamente, una ambiciosa obra sobre la obra y la personalidad de Luis Irizar. El mundo de la cocina guipuzcoana y los numerosos discípulos de la pareja despiden a Virginia Alzugaray en las redes sociales como figura clave en la gastronomía en las últimas décadas.