Autor: Aitor Alonso.
Publicado: Sukaldean de “El Correo” y “El Diario Vasco” (27 de Septiembre de 2016)
Hace pocos días que ha echado el telón el festival de cine de San Sebastián, la cita más internacional y glamurosa del año en Euskadi. Richar Gere, Sigourney Weaver, Ewan McGregor, José Coronado… Donostia es un constante ir y venir de estrellas que promocionan sus filmes, acuden a fiestas, duermen en la ciudad y comen en ella, claro. En muchas ocasiones, en los grandes restaurantes de San Sebastián y el entorno, desde Arzak a Berasategui, Akelarre o Mugaritz. Pero también en otros locales de menos relumbrón, pero también de exquisita gastronomía.
Siempre ha sido así. Las estrellas del cine, la música o el deporte que han aterrizado por un motivo u otro en Euskadi han acabado protagonizando divertidas anécdotas en las salas, donde competentes cocineros se los han ganado, casi siempre, por el estómago. Que se lo pregunten a Antonio Banderas, que en uno de los festivales de cine donostiarras acabó huyendo de los paparazzi en el Beko Errota de Hondarribia, donde confesó a su llegada que solo buscaba una cosa, «comer bien». El actor pudo hincar el tenedor a unos pequeños chipirones encebollados y solo pudo admitir que, efectivamente, estaban muy ricos. La mujer del dueño remató la conversación con una frase que le salió del alma: «ricos, sí. ¡De bandera!».
Entrar en el Bernardo Etxea de la capital donostiarra es hacerlo también en el salón de la fama de Hollywood. En el pasillo de acceso al local se da fe de ello, con fotografías y recuerdos de muchos los que se han sentado allí a probar la gastronomía local durante décadas de festival. Meryl Streep, Catherine Deneuve, Angelica Houston, Samuel L. Jackson… son algunas de las estrellas que han visitado la casa de Bernardo Beltrán y han quedado encantados con el resultado… hasta el punto de que el actor afroamericano de Pulp Fuction ha repetido en más de una ocasión.
En casa Bartolo también dan cuenta de una divertida anécdota. Uno de sus camareros presenció lo que nunca esperaba: vio entrar por la puerta a la mismísima Barbra Streisand, de quien era admirador confeso. Ni corto ni perezoso comenzó a entonar «you don’t bring me flowers», un éxito de la cantante y actriz estadounidense. Y ella, sorprendida, capturó tal improvisación en vídeo en su teléfono móvil.
Las anécdotas, que han recogido un pequeño y divertido ejemplar editado por Bodegas Bilbaínas, no se quedan en el ámbito cinematográfico. Algunas tienen como protagonistas a uno de los grandes músicos de rock de la historia, Bruce Springsteen, quien en 2009, después de su concierto en San Sebastián, acudió a cenar al Zuberoa de Oiartzun. Había reservado una mesa para 6 personas, pero a última hora se anunció que serían 18 más, quizá la E Street Banda en pleno. El Boss quedó enamorado de la tarta de queso, que degustó con pasión y de la que se llevó algunas porciones para el desayuno. Springsteen volvió unos años después a Anoeta, pero se desconoce si regresó también a por más tarta.
Las estrellas del deporte también han dado qué hablar. Que se lo pregunté a Iñaki Moya y Asier Urbina del vitoriano Ikea, que sirvieron su primera comida en Euskadi a Lamar Odom, el bicampeón de la NBA que jugó fugazmente en el Baskonia alavés. Para arrancar, jamón ibérico cortado a cuchillo. Le encantó.