Fotografía: Teresa González-Camino, en el centro, junto a varios de los miembros del jurado del certamen.
Fuente: Diario de Navarra (11 de Noviembre de 2017). Autor: R. M.
«Es un manjar exquisito». Teresa González-Camino Meade se deshace en elogios cuando habla de la paloma de Etxalar, la que se caza según la tradición secular (documentada desde 1378), con paletas y redes, a su paso por los collados pirenaicos de la muga. Ella es la impulsora del Premio de Gastronomía Palomeras de Etxalar, un certamen que ayer cumplió su sexta edición con el homenaje y recuerdo para Jaime Gaztelu, fallecido en marzo de este año, propietario de las palomeras y heredero y custodio de esta técnica ancestral. El restaurante Santxotena de Elizondo se alzó ayer con el primer premio, la Paleta de Oro, de este certamen que se celebra como una cata a ciegas.
Fue Teresa González-Camino, viuda de Jaime Gaztelu y miembro de la Academia Navarra de Gastronomía, quien alumbró hace siete años la idea de hacer un evento gastronómico en torno a esta paloma, única en Europa que se caza sin armas de fuego. «El primer año fue una degustación, pero por mi condición de académica, decidimos convertirlo en concurso al año siguiente», relata González-Camino.
La Paleta de Plata, segundo premio de la edición celebrada ayer, recayó en el restaurante Burlada de Arantza. Y hay un tercer premio, dedicado al plato más innovador, que fue para el restaurante Lenkonea de Bera. Como en años anteriores, el certamen se desarrolló en el mismo collado de Iarmendi, enclave de paso de torcaces y punto donde se sitúan las trece palomeras propiedad de la familia Gastelu.
El Certamen de ayer comenzó con un minuto de silencio en recuerdo a Jaime Gaztelu, arquitecto y artista, y ante todo, apasionado de esta tradición unida desde hace cinco siglos a su apellido.
«Jaime era un apasionado»
La de ayer fue la primera edición sin Jaime de Gaztelu y Quijano, nacido en Madrid en 1951 y fallecido en marzo de este año en Pamplona. Su viuda, Teresa González-Camino, de la Academia de Gastronomía de Navarra, es la impulsora de este certamen que se sirve de las palomas apresadas con redes y «engañadas» con paletas lanzadas al aire que simulan ser rapaces para obligarles a descender el vuelo. Arquitecto – autor de las Bodegas Otazu- y artista, Jaime de Gaztelu era el heredero de un derecho y deber seguido por su familia desde hace cuatro siglos: mantener viva la tradición de este tipo de caza, único en el mundo. «Jaime era un apasionado -describe González-Camino-. Lo era con la arquitectura y también con el arte. Y sobre todo con las palomas. Porque es una tradicicon transmitida de generación en generación. Mis hijos ya están entusiasmados con seguirla».