Fotografía portada: Confitería Rafa Gorrotxategi
El rosco de Reyes es universal y antiguo. Su tradición se remonta a las “Saturnales” romanas, fiestas organizadas en diciembre en honor del dios Saturno, en las que se elegía el rey de un día a quien tocara en suerte el haba oculta en la torta de pan. Es en la Edad Media cuando el roscón de Reyes, quedó vinculado definitivamente a la festividad de los Santos Reyes.

Pastelería Don Manuel
En libros antiguos de repostería no hay noticia del rosco de Reyes, producto de panadería más que de repostería. Lo que en tiempos romanos fue una simple torta se transformo en nuestra patria en la rosca o roscón español, de masa de pan, claro está. En la bibliografía de confitería clásica, así como en varios manuscritos navarros de la confitería de principios del siglo XIX no aparece noticia alguna sobre ellos. Me atrevo a opinar que su evolución hasta el pastel actual fue obra de distintos obradores de pastelería que instalaron los Cafés Suizos por toda la geografía española a partir del primer tercio del siglo XIX. Ellos fueron los que transformaron la confitería española, que aún seguía al pie de la letra a Juan de la Mata.
La sorpresa clásica era el haba seca, que ahora se ha sustituido por unos cursis e inútiles muñequitos, ¡cómo no!, de plástico.

Confitería Rafa Gorrotxategi
Tanto los pasteleros como los consumidores debieran saber que única y exclusivamente, desde tiempos romanos, ha sido el haba y no otro fruto u objeto el empleado en este menester.
Extraído del artículo de D. Víctor Manuel Sarobe † publicado en Apuntes de Gastronomías (2003).