El Caramelo de Malvavisco

31 enero, 2012

San Blas, santo que cura males de garganta comiendo dulces bendecidos de antemano. Día que se celebra de una manera especial en el País Vasco, y en Bilbao el dulce estrella de éste día es el caramelo de malvavisco, que lo disfrutamos gracias a la familia de Don Santiago Olavide, fundador de la confitería “Santiaguito”. Estaba situada en la calle correo enfrente de la Catedral pero su nombre no se debe a su situación, sino porque debido a su escasa estatura y su gran simpatía, sus amigos le llamaban cariñosamente Santiaguito. Manuel Basas nos cuenta como en esta confitería se elaboraban los caramelos de malvavisco tan ricos y famosos, vemos que en su envoltura se puede leer: “Florencia Lezana de González”, que fue nieta del fundador. La fórmula de la fabricación del caramelo, una muestra de artesanía clásica, era: azúcar, raíz de malvavisco, clarea y frutos naturales a lo que habría que añadir el “punto propio y exclusivo” de este obrador y tienda.

¿Por qué el caramelo de malvavisco, con la ayuda de San Blas, tiene propiedades curativas en las afecciones de las vías respiratorias y accidentes de garganta?. El nombre científico del malvavisco es “Althea Officnalis”, una planta que se encuentra en los bordes de los torrentes, cerca de los pantanos y en todos los sitios de humedad regular. Tiene propiedades expectorantes antinflamatorias y está indicado para los catarros, bronquitis y además de todas estas virtudes, es sedante, empleándose para ellos sus raíces, hojas y flores.

Para hacer el caramelo tenemos un pasta de azúcar hecha de almíbar al fuego y endurecido sin cristalizar al enfriarse, unido a las propiedades de esta maravillosa planta tenemos como resultado un caramelo suave, digestivo y curativo, es una caricia para nuestro paladar y un alivio para nuestra garganta.

Aunque la tienda de “Santiaguito” situada en el casco viejo de Bilbao ha desaparecido, se sigue fabricando por miembros de la misma familia este caramelo, tan clásico que el goloso que viene a visitar nuestra ciudad lo lleva a casa para endulzar a los suyos llegándose así a conocerse por toda la geografía española.

Todo ser humano, niño o no tan niño, se inclina por lo dulce ya que nos produce sensaciones mágicas. En especial las tenemos gracias al mundo de las golosinas.

Autor: Catalina Olábarri/Académica de Número.

Publicado en la Revista “Apuntes de GASTRONOMÍAS”, Febrero 2003

Fotografía: gozokietxea.com