Autor: Sergio Eguía
Publicado: El Correo (14 de Enero de 2017)
Fotografías: Esti Santamaría
Doce cervezas vascas y negras como la noche para soportar el duro invierno.
Seleccionamos una docena de porter, stout e imperial stout elaboradas por nuestros artesanos.
Si no hiela, llueve o te envuelve la niebla. El invierno puede ser desquiciante y cuando viene duro acaba con la alegría de cualquiera. Afortunadamente en Euskadi se producen algunas cervezas más que recomendables para esos meses en los que el frío se apodera del día a día. Abraza la oscuridad. Como bien decía Ben Franklin: «La cerveza es la prueba de que Dios nos ama y quiere que seamos felices». Ahí va una docena de cervezas vascas y negras como la noche con las que superar el duro invierno.
Laugar
En la fábrica de Gordexola no se cansan de cocinar petróleos. El imperial stout es un estilo que les gusta. Rebel beers reza su logo. Es por algo. Aunque nunca hay que quitarle el ojo a las frecuentes colaboraciones que van realizando (Wet and Wild, por ejemplo, con boletus edulis y trufa en su receta) lo más llamativo para esta temporada está en sus dos negras de cabecera: Basatia y la conocida Aupa Tovarisch.
La primera es una cremosa imperial stout de 9 grados que se bebe bastante fácil. Una versión menos radical de la Tovarisch, pero con el mismo ‘punch’ de su hermana mayor. Marca de la casa. Maltosa, es de esas birras que te encantan beber mientras miras como llueve por la ventana. El frío se aleja mientras este lobo, que se ha comido hasta la piel del cordero, te va calentando el cuerpo.
Su hermana mayor obliga a ponerse serio. Sus 11,4 grados no son para tomarlos a broma. La Tovarisch es una cerveza compleja. Con toques a torrefacto y frutos secos, es uno de esos placeres amargos de los que se degustan a sorbos cortos y en copa de brandy.
Olañeta
En la línea clásica de este artesano guipuzcoano, la Sweet Milk Stout de Olañeta es un caramelo de esos que entran bien a cualquier hora. Tiene todo lo que esperas de este estilo: toque láctico, de cacao, café, una graduación muy contenida (6%) y amargor muy equilibrado. Se trata de una cerveza con cuerpo, bien elaborada y ese ‘je ne sais quoi’ tan especial que tiene la malta Maris Otter. La avena añadida al caldo es todo un acierto. Muy redonda.
Garagart
Los vitorianos acaban de sacar una curiosa colaboración con Little Bichos (Logroño) y Strassenbrau (Berlín) que dará que hablar. Es una Baltic Porter de 7 grados añejada en barriles de roble que parte de una fusión de referentes culturales para los tres cerveceros a la que han llamado Topa. Combina maltas inglesas y alemanas con lúpulos navarros y riojanos y endrinas alavesas. Además lleva dátiles egipcios. Una amalgama de sensaciones que han llevado a buen puerto. Para esos momentos que buscas algo diferente.
Drunken Bros
Es un arte que bordan. Para prueba su imperial mocha stout, la Black Maiden, cerveza en homenaje a la banda británica se ha vuelto un clásico entre los aficionados. La Black and Deep, una russian imperial stout que se fabrica por crowdfounding, y varía ligeramente cada año, logró este 2016 la financiación necesaria en menos de 3 horas.
Son dos birrotes complejos y muy bien pensados. La dama negra tiene, además, la peculiariedad de que se añaden unas astillas de roble de diferentes barricas de Oporto, Lagavulin, Bourbon y Cognac. Con ello se logra un efecto que llaman ‘mixed oak aged’. Es decir, se simula un envejecimiento en madera sin necesidad de tener que esperar todo el tiempo que esa técnica requiere.
Su hermana es el negro absoluto. Más de 11 grados, café de comercio justo en su elaboración y 98 IBU de amargor. Como todas las cervezas de este artículo, lo ideal es tomarla con una onza de chocolate. El sillón orejero es opcional, aunque recomendable. Si la Basatia es de las de ver llover por la ventana, la Black and Deep es lo que beberías mientras pasa junto a tu puerta el cadáver de tu enemigo.
Mala Gissona
La porter que cocinan los de Oiartzun levanta el ánimo. Así de sencillo. Es fácil, sabrosa, poco alcohólica (5,1%) e invita a pedir otra cuando se acaba. La Höfn -puerto en islandés- es una cerveza de color oscuro, espuma tostada y baja carbonatación, que transmite aromas tostados y maltosos que se replican en boca. Eso es lo que dice su nota de cata. Y la realidad. For Jü!! El universo inspirado en los balleneros vascos que llegaron a Islandia que envuelve la marca es puro realismo mágico.
Falken
La etiqueta es de las más bonitas que se pueden encontrar últimamente y la cerveza no le va a la zaga. Es una de esas birras que te enamora o la odias. De hecho, que sea gose y stout ya es rizar el rizo. Aunque Falken es especialista en salir airoso de las piruetas más imposibles. Apunta este nombre: Gose Bastards. En esencia es un birrote negro de 10 grados, maltoso, con claro olor a chocolate y un final salado que mata. Para bien, si no te gusta, y para mejor si desde ese momento no quieres más que repetir la experiencia. El 10% de alcohol hace que sea muy peligrosa y se notan muy poco en boca. Ah, la cerveza es una colaboración de los vitorianos Falken con los navarros de Sesma y la aragonesa Titán.
Etxeandia
Menos conocido, el producto de este artesano de Urduliz también tiene sus seguidores. Su stout, Lauaxeta, es una interesante cerveza de 4,5% en la que predomina la malta sobre el lúpulo. Producto clásico, los toques de café y regaliz sobresalen en una cerveza que merece golpear al servirla para que genere una buena crema. De intenso color azabache, tiene un fuerte inspiración británica.
Basqueland Brewing Project
Alvin es un nombre que recordarás. Alvin es una imperial stout robusta. Alvin es una bomba de 10,5 grados que responde a la perfección a su nombre. ¿Qué quién es Alvin? Es el nombre del submarino que los americanos fabricaron para recuperar las cabezas nucleares que perdieron en Palomares. Sí, donde se bañaba aquel ministro para demostrar que no había peligro. Con esta cerveza sí que lo hay. Además del buen hacer de estos amigos yankies afincados en Gipuzkoa, la cerveza está infusionada con granos de café recién tostados y cáscaras secas de café de Sakona Coffee Roasters, uno de los templos baristas de Euskadi.
Olbea
La elegancia de la etiqueta de la imperial stout de los alaveses Olbea se transmite perfectamente a la copa. Ocho grados y un aroma a vainilla que la hacen muy apetecible. Es cremosa y la combinación de seis maltas diferentes logra que el amargor característico de este estilo quede muy contenido, en un discreto segundo plano. Buen trabajo de los de Salvatierra.
Bidassoa Basque Brewery
Para finalizar este recorrido, nos entregamos a la oscuridad una vez más. La imperial stout de los chicos de Irún es tramposa. Sus 10,2 grados casi no se notan en boca y con el frío que hace ahí fuera… . Uno podría abrazarse a esto hasta que llegue la primavera. Sentarse a mirar su densa espuma blanca y esperar a que tome temperatura. Entonces surgen los matices licorosos que nos recuerdan que la moderación y la mesura nos lleva a la virtud. ¡Tonterías! Que me pongan una de cada. Hasta aquí la docena de cervezas vascas y negras como la noche con las que soportar el largo invierno que se nos avecina. A disfrutarlas.