Un año mas, ha finalizado la campaña de la anchoa, dejándonos a los amantes de este exquisito pescado con las ganas. Como quiera que la esperanza es lo último que debe perderse, hagamos votos para que, vedas, ciclos biológicos etc. propicien que el año que viene entren en abundancia en nuestros puertos.
Entre tanto ahora que estamos en el periodo en que se encuentran en plenitud de grasa acordémonos de las sardinas. Ya lo dice el refrán , “A partir de San Juan la sardina pringa el pan”. Un pringue goloso, que ha tenido sus grandes detractores, no hace muchas décadas, pero que de nuevo se le considera como un gran aliado de nuestra salud.
Acreditada, por Plinio, como medicamento indispensable contra las mordeduras de los animales venenosos, posteriormente cayó en desgracia debido a ser un pescado azul con un gran aporte de grasa, considerada entonces como nociva, circunstancia que la hizo depreciarse hasta tal punto que su pesca dejo de ser rentable. Mas tarde supimos, que esta grasa era muy buena, porque arrastraba el mal colesterol y en estos últimos tiempos los investigadores han descubierto que cubre todos los requisitos de excelencia por su aporte de Omega 3-
A lo largo y ancho de la península la sardina es protagonista de innumerables actividades festivas. Las “sardinadas” se repiten aquí y allá a lo largo del verano, incluso en localidades de tierra adentro como puede ser Goiatz (septiembre), gozando de gran renombre la que el día 15 de Julio se celebra en la vecina Donibane Lohitzun (San Jean de Luz). Pero si duda la celebración mas conocida es la del entierro de la sardina, que culmina los festejos carnavaleros, y que el gran pintor Francisco de Goya inmortalizó en 1815, para plasmar el desfogue de un pueblo subyugado por la monarquía de Fernando VII. Pero no fueron los madrileños los inventores de la bacanal. Según Pascual Madoz, el origen de esta grotesca y extraña fiesta es egipcio.
Se entiende que, ahora, se trata de comerlas asadas bien a la parrilla o atravesadas por el espetón, utilizando como plato una rebanada de buen pan que recogerá gran parte de la grasa que suelten, pero no olviden que hay muchas otras formas de prepararlas como, por ejemplo, abiertas en dos filetes, fritas y servidas con acompañamiento de una salsa hecha con cebolla pochada, una pizca de harina, sidra y gajos de manzana.
Autor: Juan José Lapitz/Académico de Número.
Publicado en: Saber y Sabor de “El Diario Vasco”